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Ph: Santiago Cárdenas

"Santa Paciencia"

Febrero , 2018

 

 

Por Glenda Rosero Andrade

 

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               Madre, Madrecita santa:

 

A ti, que no imaginaste que el dolor de tus pechos iba a ser insoportable después del parto.

Ruega por nosotros

 

Tú, que a partir del nacimiento de tus hijos no volviste a tener control del silencio que necesitabas.

Ruega por nosotros

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A ti, que cuando tenías solo para el pasaje y la comida de la semana, se te enfermó el muchacho.

Ruega por nosotros

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A ti, que bajo prescripción del pediatra compraste esa leche carísima para que, a la final, al niño no le guste y la termine escupiendo.

Ruega por nosotros

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Tú, que para bajarle al gasto compraste esos pañales más baratos pero los botaste porque encontrabas a la niña chorreada cada vez que hacía pipí.

Ruega por nosotros

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Tú, que fantaseas con esconderte cada vez que tus hijos hacen un berrinche en público.

  Ruega por nosotros

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Tú, que finges que escuchas cada palabra que dicen tus hijos cuando hablan sin parar y prefieres ocultarte en el universo de tus propias ideas.

Ruega por nosotros

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A ti, que te entregas a tus hijos con todo el corazón, pero cuando les dices que no pueden comer caramelos en la noche te dicen “mami mala”.

Ruega por nosotros

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Tú, que pruebas recetas nuevas para no cocinarles lo mismo de siempre pero cuando pones el plato en la mesa ellos no quieren comer.

Ruega por nosotros

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Tú, que saliendo de viaje con los niños y llevando una maleta con todo el equipaje, escuchas que quieren hacer del dos, justo antes de abordar el bus.

Ruega por nosotros

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A ti, que cuando dicen que se mueren de hambre les complaces con algo de comer, pero prueban dos bocados y dicen que ya están llenos. 

Ruega por nosotros

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Tú, que te resbalaste pisando un juguete.

Ruega por nosotros

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Tú, que contrataste televisión por cable o Netflix para distraerte pero a ellos les da por patalear cada vez que cambias el canal infantil.

Ruega por nosotros

 

Santa Paciencia, madre de dos, guíame en el camino para respirar hondo y contar hasta diez cada vez que pelean, concédeme el radar materno para descubrir las travesuras, mentiras y tareas escolares no realizadas, dótame del “no” ilimitado para abastecer cada petición de juguetes, chucherías y caprichos, y otórgame la virtud de la mirada amenazante de “ya verás en casa” cuando se portan mal en público.

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Amén

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